Admirable década
Salvo honrosas excepciones, todos los artistas que un día se consagraron al abrigo de una banda suelen encontrar dificultades a la hora de relanzar sus carreras en solitario. Los periodistas, en este caso sin excepción alguna, nos encargamos de recordarles una y otra vez su exitoso pasado junto a su anterior banda.
En una ocasión, un cantante que se encontraba en parecidas circunstancias, hizo el siguiente comentario: “frente a un muerto, siempre saldrás perdiendo”. Y si además el muerto (la anterior banda, en este caso) obtuvo un gran prestigio, ni te cuento… Curioso, ¿verdad? El grupo que le había encumbrado era su mayor losa. No es algo nuevo. Lo acabo de decir. Es un fenómeno que se ha dado en muchas ocasiones.
Creo que este es un ejemplo muy clarificador para poder desarrollar lo que quiero expresar a continuación.
Algún día habrá que empezar a ensalzar la década de los 90. Hemos encumbrado de tal manera la década de los 80, que seguimos todavía sin darle la importancia que se merece a la música rock que se hizo en los 90. Yo por lo menos tengo esa impresión. Hoy por hoy, el eco de Kortatu, La Polla, Cicatriz, Eskorbuto, Rip, Itoiz, Hertzainak y demás grupos coetáneos es demasiado elevado. Pero si nos adentramos en los ramales de los 90, nos encontraremos con referencias muy importantes también.
Aún corriendo el riesgo de olvidarme de muchos nombres, puedo citar aquí y ahora la segunda etapa de Bap!!, el florecer de los Gari Anari Xabier Montoia Dut Ama Say y Kashbad, la puesta en marcha de grupos como Berri Txarrak Zea Mays o Pilt, la trayectoria de grupos como Betagarri Su Ta Gar Etsaiak Anestesia o EH Sukarra y, cómo no, la aportación de Negu Gorriak. Seguro que me he dejado muchos nombres en el tintero. Todas las listas son injustas. Pero lo que no se puede obviar es lo siguiente: Negu Gorriak es una referencia inevitable para entender lo que supuso la década de los noventa en el rock euskaldun. Imprescindible. Y cuando digo imprescindible, lo digo con todas sus letras. Porque la aportación de Negu Gorriak va mucho más allá.
Tan significativo fue el grupo en cuestión como el sello que nació de la mano de Negu Gorriak: Esan Ozenki Records, refugio de muchos grupos interesantes de los 90. Además, este sello independiente acertó a superar muchas barreras. Como nunca lo había hecho nadie antes. Fuera de las multinacionales, la promoción y la distribución eran escollos difíciles de superar. Pero este sello de Irun (Gipuzkoa) consiguió abrirse paso en el circuito internacional. Hasta convertirse en un ejemplo. Y no olvidemos lo que he mencionado anteriormente: Negu Gorriak fue la clave. Gracias a ellos, el rock cantado en euskara llegó a muchos rincones del planeta. Y en el caso de Negu Gorriak, además, de la mano del éxito. Y siendo independientes. Es más, desde sus inicios actuaron de una manera solidaria. En vez de preocuparse única y exclusivamente de ellos mismos, los componentes de Negu Gorriak se convirtieron en el motor principal de Esan Ozenki, empeñados en abrir camino a otros grupos.
Ahora, gracias a Internet tenemos muchas oportunidades de acceder a músicas de aquí y de allí. Pero en la década de los 90, un sello independiente tenía que hacer grandes esfuerzos para llegar a las tiendas de discos.
Era más complicado todavía llegar al mercado internacional. Pero el sello Esan Ozenki tenía algo muy importante a su favor: Negu Gorriak gustaba en el circuito alternativo internacional. Si al unir una melodía y un mensaje se acierta de pleno, no hay quien pare esa canción. Aprovechando ese éxito, las otras referencias de Esan Ozenki Records también se pudieron expandir aquí y allí. Y además crearon escuela. Surgieron sellos inspirados en Esan Ozenki: Gridalo Forte en Italia, Dilo Alto en Venezuela, Discos Armados en México, Todos Tus Muertos Records en Argentina, Label en Suiza…
El que es generoso, más tarde o más temprano llega a recibir el reconocimiento y el calor de la gente. Por la letra de la canción “Ustelkeria”, los miembros de Negu Gorriak se las tuvieron que ver en los juzgados. Estaba en juego la libertad de expresión y la ola de solidaridad fue enorme. Trajo consigo, además, un festival que será recordado durante mucho tiempo: “Hitz egin!”, celebrado en Oiartzun (Gipuzkoa). Eso también ocurrió en los 90.
Pero hay más logros que se le pueden atribuir al sello Esan Ozenki. Fiabilidad y credibilidad, por ejemplo. Había gente que se acercaba a una tienda de discos y que compraba los discos de grupos de Esan Ozenki sólo por el mero hecho de llevar el logotipo de dicho sello. Con eso era suficiente. Sin tener referencias previas de ese grupo, muchos compraban ese disco simplemente por llevar incrustado ese logotipo. Y cómo son las cosas. Estos días he estado repasando el catálogo de Esan Ozenki Records y creo que son muy diferentes entre sí las propuestas que se publicaron bajo este sello discográfico. A nivel artístico, estético…
Pero lo acabo de decir. La marca Esan Ozenki Records era fiable y creíble. Y eso es muy difícil de lograr. Al fin y al cabo, ¿qué es lo que unía a todos los discos de Esan Ozenki? ¿Y qué hay detrás de esos valores como la credibilidad y la fiabilidad? La respuesta es bien sencilla: una manera de hacer las cosas, una manera de ser, una manera de sentir.
Y en parecidos términos podríamos hablar de las referencias del sub-sello Gora Herriak! y de los sellos más recientes como Metak o Kontrakalea.
Lo que tienes entre manos no es más que una muestra. No están todos. De acuerdo. Pero todos los que están lo son. ¡Aupa Esan Ozenki! ¡Viva la década de los 90!
Imanol Ubeda